Edición 2013 VI FERIA ANUAL DE FILOSOFÍA. "Filosofar en Democracia". INSTITUTO SUPERIOR SANTIAGO EL MAYOR. Profesorado de Filosofía - instsup_sgoelmayor@hotmail.es Santiago del Estero - República Argentina.
VI FERIA ANUAL DE FILOSOFÍA
VI FERIA ANUAL DE LA FILOSOFÍA
FILOSOFAR EN DEMOCRACIA
4 de octubre de 2013
miércoles, 28 de octubre de 2009
LA REPUBLICA DE PLATON
Trabajo realizado por Daniel Bracamonte, alumno de Primer Año del Profesorado en Filosofía del Instituto Santiago El Mayor.
Introducción
La República (traducción del término griego politeia, que significa régimen político, vida pública o relación del ciudadano con el Estado) es uno de los principales diálogos de Platón. Se resumen de modo sistemático y programático los principales temas del pensamiento platónico, que en modo alguno es sistemático: todos los temas que son tratados de los diversos diálogos son modificados por otros, según diversos enfoques, nuevos matices, objeciones añadidas, etc. En este sentido, Platón es un verdadero filósofo que busca la verdad en todos los campos, sin dogmatizar con prejuicios.
La República es, en principio, una obra de filosofía política. Una obra sobre ontología (sobre "lo que es") y sobre la paideia griega (sobre "lo que debe hacer y ser" el hombre para alcanzar su perfección), esto es, un tratado de educación. Ontología, paideia y política son términos inseparables en Platón: las tres cosas le interesan por igual, porque cree que sólo juntas son posibles.
Veremos aquí brevemente un breve análisis del libro V, leído en el Taller de Lectura sobre Platón y La Republica, cuyo tema estuvo a mi cargo.
Libro V (449a–480a)
El libro V empieza enunciando la intención de estudiar los tipos humanos imperfectos y los regímenes políticos injustos, por oposición al alma justa que corresponde al modelo justo de la polis. Pero se abandona el tema hasta mucho más tarde, cuando se aborda el tema de la igualdad de la mujer, sugerido por alguien. Salvo pequeñas diferencias accidentales, la mujer y el hombre son iguales en varios aspectos, han de ser educados de la misma manera y pueden, por tanto, estar capacitados para las mismas ocupaciones. Los verdaderos obstáculos para que la mujer desempeñe tareas de gobierno no son de orden natural, sino social: en concreto, su papel en la familia. La polis de Platón elimina tales obstáculos suprimiendo la familia.
Sócrates ya cree haber llegado al final del desarrollo de la creación de un estado bueno o ideal, pero Glaucón y Adimanto lo interrumpen, ya que observan en él una conducta indiferente con respecto al tema que venían tratando y le piden una explicación más detallada sobre el mismo, especialmente sobre la educación de los niños y las mujeres en el Estado que acaban de teorizar. Un tema muy fundamental es la educación en todos los aspectos del hombre o mejor dicho en el hombre que habita en ese Estado ideal, y a la vez sobre la enseñanza de las virtudes para quien cohabite en este. La educación deber ser entonces, en esta forma de estado, igual para todos lo que la habitan, es decir, todas las mujeres deben compartir las mismas funciones y tener la misma educación que los hombres sin discriminación alguna. Hace un análisis importante sobre la cuestión de los guerreros o guardianes del Estado, ya que los que han sido elegidos y criados para tal fin deben apropiarse de su papel, de lo contrario deben dedicarse a realizar la labor en la que han sido instruidos (artesanos, filósofos o cualquier otra profesión), este además depende de la posición en la que tengan el alma para conocer y efectuar los trabajos propios de su profesión. Todos estamos llamados al conocimiento, al conocer. Que se relaciona también con el tipo de disposición que tengamos en el alma para dejarnos marcar por la verdad y que quede impresa en ella. Lo que se busca en todo momento es la idea del bien, tanto para el hombre como para los habitantes de la polis en general.
Hombres y mujeres deben tomar una posición igual que la de su compañero y ser recompensado de acuerdo con sus capacidades, especialmente en el arte de la guerra, de esta manera el guerrero que sea valiente (la valentía es la mayor virtud del guerrero), ya sea hombre o mujer, se verá recompensado grandemente en vida o en la hora de su muerte y a la vez podrá asimismo transmitir su virtud a sus descendientes. Quien posee espíritu claro para tal o cual virtud, debe buscar la forma de explotarlo al máximo y así ser reconocido.
Con miras a un más seguro éxito de las tareas y objetivos propios de los guardianes, propicia una especie de matrimonio común, que mejoraría la raza, libraría a las mujeres de obligaciones insignificantes y contribuiría a una más completa unidad y armonía de sentimientos en el Estado. Sócrates pronuncia en general los ideales, tanto en arte como en política, que sean o no completamente realizables. Se trata de una ciudad ideal o modelo, en la cual se supone que todo es perfecto porque sus diversas partes contribuyen al debido equilibrio, contra aquellos que la critican desde una realización concreta en un mundo de seres imperfectos que no se ajustan ni pueden ajustarse a su cumplimiento integral.
A continuación, Sócrates, se propone averiguar que defectos impiden a las otras ciudades el ser gobernadas como la que plantea y cual es el cambio que debe introducir para que se asemejen a lo que han organizado. " En tanto que los filósofos no reinen en las ciudades, o en tanto que los que ahora se llaman reyes y soberanos no sean verdadera y seriamente filósofos, en tanto que la autoridad política y la filosofía no coincidan en el mismo sujeto, de modo que se aparte por la fuerza del gobierno a la multitud de individuos que hoy se dedican en forma exclusiva a la una o a la otra, no habrán de cesar, Glaucón, los males de las ciudades, ni tampoco, a mi juicio, los del género humano, y esa organización política cuyo plan hemos expuesto no habrá de realizarse, en la medida de lo posible, ni verá jamás la luz del sol. He aquí lo que desde hace tanto tiempo vacilaba en decir por darme cuenta de que repugna a la opinión general. Para la mayoría de las personas, en efecto, es difícil concebir que la felicidad pública y privada no pueda alcanzarse en una ciudad diferente de la nuestra."
Glaucón alaba a su maestro y continúan con el diálogo en el cual distingue tres clases de hombres: los ignorantes, que no saben nada; los que creen saber, que en lugar de ciencia tienen opiniones, porque se dejan llevar por apariencias; los filósofos, aquellos que se aplican a la contemplación de la esencia de las cosas. Los filósofos se interesan por el ser, son los únicos que poseen la ciencia de lo bello, del bien, de lo justo y de lo injusto.
Sobre este supuesto se basa la afirmación de que los filósofos tienen que ser gobernantes o los gobernantes filósofos, si se quiere que tal clase de Estado exista en el mundo.
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